En las entrañas de la mina: Miami Heat encontró oro donde otros solo vieron rocas y construyó un equipo único

en las entranas de la mina miami heat encontro oro donde otros solo vieron rocas y construyo un equipo unico

Miami Heat está a dos victorias de entrar en las Finales de la NBA con cuatro jugadores undrafted. Una circunstancia que refuerza el modelo de éxito de una organización que trabaja de abajo arriba.

¿Dónde reside la clave del éxito de Miami Heat? En una liga donde las estrellas marcan el destino y el techo de todo equipo los de Erik Spoelstra emergen como una anomalía, como un camino con tanto riesgo que ningún otro insensato se atrevería a seguirlo sin pagar un alto precio. La construcción del plantel es el aspecto más importante en el devenir de cualquier franquicia que pretenda alcanzar la gloria. Hay muchas y muy diversas formas de afrontar esta cuestión. Traspasos, Draft, Agencia Libre, desarrollo, veteranos… Sin embargo, la filosofía de Miami Heat destaca por lo insólita que resulta, pues no encaja en ningún guión anterior, no aparece en los manuales. Y aun con todo, funciona. Algo que ocurre porque toda la estructura está configurada alrededor de una idea: conseguir una ventaja competitiva allá donde nadie busque. Herencia de un Pat Riley que a sus 78 años sigue presente en el día a día de la estructura, ya sea de manera directa o indirecta. 

Dicen que de la necesidad surge el ingenio y en un momento donde nada escapa al control de las 30 franquicias de la NBA, Miami opera en un plano y un registro diametralmente opuesto al de sus rivales. Su búsqueda del talento va más allá de aquello que los jugadores pueden hacer dentro de las cuatro líneas que delimitan la cancha. Todos aquellos que firman un contrato con la organización de Florida parecen cortados por el mismo patrón, en especial los que nadie espera de ellos nada más que su presencia. Como si los creasen en serie, el equipo de Florida se nutre de figuras extremadamente competitivas, que, con suerte, brillarán en algún aspecto concreto, pero que en términos generales podrían ser vistos como deportistas genéricos sin mayor virtud que su fuerza de trabajo.

Porque Miami Heat es eso, un equipo de proletarios.

Sobre todo si por proletarios entendemos a aquellos que no cuentan con un bagaje previo que les sirva como carta de presentación, que, por su cantidad, constituyen la mayoría de la población NBA, y cuyas aptitudes técnicas no se diferencian mucho los unos de los otros. ¿Acaso hay mucha distancia a nivel objetivo entre Gabe Vincent y Jordan Goodwin de los Wizards? ¿O entre Max Strus y Yuta Watanabe de los Nets? Lo que separa a cualquier otro secundario de los que forman parte de Miami Heat es su entrega, comprensión del rol y constante superación de aquello para lo que están preparados. 

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El teléfono de Carter siempre está encendido para recibir la llamada de cualquier jugador que quiera un poco de trabajo extra. A veces es solo por rutina, otras para mejorar y añadir algo más a la mochila. 

«Te daremos la misma oportunidad que a un número 1 del Draft», dijo recientemente Udonis Haslem. «Tienes que trabajar duro. Pero les damos a todos esa confianza. Creemos en el liderazgo en todos los niveles».

Después, Quinn y De La Grana, les dan sentido junto a Spoelstra dentro de un sistema cuyo éxito reside en estructuras sencillas, abiertas y flexibles, donde los roles puedan intercambiarse sin que la filosofía se vea afectada lo más mínimo. 

«Su reputación les precede, pero luego, una vez que estás dentro de estas paredes, todo salta a la vista», dijo a Bleacher Report Duncan Robinson en relación a la importancia del entrenamiento y el desarrollo. «No hay días desperdiciados. Todos los días, te presentas y nunca sigues los movimientos, siempre te presionarán y en poco tiempo ves los resultados»

Esa confianza ciega en la base de la pirámide de la organización es lo que diferencia a Miami Heat del resto de franquicias NBA. Ellos funcionan de abajo arriba, siendo tan importante para el éxito final un entrenamiento individual con el 14º jugador de la rotación como la perspicacia de un scout a la hora de encontrar aquello que andaban buscando. Esa mirada transparente al juego, donde las etiquetas o el estatus pierden valor en favor del aporte real les da una ventaja competitiva respecto a otros. Su aproximación a la realidad es pragmática y Spoelstra, aunque cree en los roles y en los liderazgos, no dudará en sentar o dar prioridad a otro si la situación lo requiere. 

“El hecho de que no seas elegido en el Draft no significa que seas un mal jugador», comentó al NY Post recientemente Max Strus. “Pero tenemos talento, venimos aquí y trabajamos y nos dejamos la piel. Y la organización, el cuerpo técnico también dedica tiempo a nosotros y creen en nosotros. Cuando alguien cree en ti es difícil no creer en ti mismo. Así que solo quieres salir y seguir probándote, demostrando tu valía en esta liga y seguir haciendo las cosas correctas que ayudan a ganar”.

Casi como una extensión de su propia historia vital, Erik Spoelstra ha acabado por volcar su ejemplo en el resto de la organización, encontrando a gente que hace de la épica de la meritocracia algo real, casi como la excepción que confirma la norma. Detrás de cada uno de los jugadores, como Strus o Robinson o de los entrenadores, como Quinn o Spo, hay un relato vital de lo que en condiciones normales nunca hubiera ocurrido. Sin embargo, Miami Heat era el único lugar donde algo así podía ocurrir. 

“Normalmente no tenemos una gran cantidad de elecciones de Draft. Solo somos nosotros. No está bien o mal; esa es solo nuestra filosofía”, dijo Spoelstra al Sun Sentinel en mayo de 2023. “Así que tenemos que acumular y desarrollar nuestra base de talentos, a veces de diferentes maneras para completar un roster.

“Hemos tenido grandes ejemplos a lo largo de los años. Siempre es más fácil cuando tienes a tipos como la Haslem, ese ha sido siempre el ejemplo. Anthony Carter, Malik Allen, Chris Quinn, todos ellos prepararon el escenario para la próxima generación de jugadores, que son los que están trabajando con ellos ahora mismo. Pero si tienes un gran sueño y quieres ser desafiado, sentimos que podemos ser el lugar para muchos de ellos».

Más allá del discurso triunfalista e idealizado, hay mucha verdad en el ejemplo de Miami Heat, una organización que buscará en los lugares más recónditos del planeta hasta dar con la veta de oro allá donde otros solo encontraron piedras. 

Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.

 

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