Complementos de novia clásicos, pero no aburridos

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Complementos de novia

El día de tu boda puede ser muchas cosas, menos un desfile de accesorios pasados de moda. Y sin embargo, muchas veces pasa eso. Vestido elegante, maquillaje impecable… y de repente, un tocado que parece heredado de una tía lejana o un colgante que no pega ni con cola. Los complementos de novia son ese detalle que puede hacer que el look se vea realmente trabajado o que todo parezca forzado. Pero hay vida más allá del típico velo con bordados o del conjunto de perlas que parece obligatorio por tradición.

La clave está en elegir piezas que te representen, que se noten pero no griten. Que tengan estilo sin caer en lo recargado. Y sobre todo, que tengan sentido con el tipo de boda, el peinado, el vestido y la persona que eres tú, no la que aparece en las revistas.

Los abanicos elegantes han vuelto, pero no como los recuerdas

Durante un tiempo, los abanicos fueron relegados al cliché del calor en bodas de verano o como regalo barato para invitadas. Pero hoy en día, los abanicos elegantes se han ganado su lugar como complemento de novia con personalidad. Son útiles, sí, pero también pueden ser auténticas joyas textiles o artesanales.

Hay opciones hechas a mano, con varillas talladas, encajes delicados o incluso con detalles pintados a mano. Algunos novias los llevan solo durante la ceremonia o al aire libre, otros los integran durante toda la jornada como parte del estilismo, igual que llevarías un bolso o una chaqueta.

Y lo mejor es que, bien elegido, un abanico no roba protagonismo ni recarga el conjunto. Al contrario: le da un punto inesperado, algo que rompe un poco con lo típico y se convierte en conversación sin que lo estés buscando.

Menos es más, pero tampoco hay que ir en blanco nuclear de pies a cabeza

Uno de los errores más comunes es pensar que todos los accesorios de novia deben ser blancos o plata. Es cierto que son los tonos más usados, pero eso no significa que todo tenga que seguir esa norma. Un toque de color en los pendientes, una pulsera con piedras claras pero no transparentes, incluso unas horquillas con esmalte pastel pueden dar un giro sutil pero muy efectivo.

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El problema no es salirse del esquema tradicional, el problema es hacerlo sin criterio. Por eso, si vas a incluir algún detalle diferente, que sea uno o dos. No hay que ponerse todo lo original que encuentres. A veces basta con un buen par de pendientes o un broche con historia para que todo cambie.

La cabeza también importa: tocados, diademas y otras decisiones difíciles

La elección del tocado es terreno delicado. Puede ser espectacular o parecer un disfraz. Aquí, más que en ningún otro complemento, lo que cuenta es cómo combina con tu peinado, tu altura, tu rostro y hasta tu forma de moverte.

Una diadema con pedrería puede ser un acierto en bodas de tarde o en interiores, mientras que un tocado floral encaja mejor con estilos más naturales y celebraciones al aire libre. Los recogidos bajos con detalles metálicos quedan bien en casi cualquier formato, mientras que los moños altos ya piden algo más contenido para no saturar.

Y si no encuentras nada que te encaje del todo, siempre puedes ir a piezas a medida. No son tan caras como la gente piensa, y muchas diseñadoras pequeñas hacen auténticas maravillas si les explicas bien lo que buscas.

Complementos prácticos que no son aburridos

Más allá de lo decorativo, hay complementos que tienen su función y no por eso deben ser feos. Los bolsos pequeños, por ejemplo, vuelven a estar de moda entre las novias que no quieren depender de nadie para llevar sus cosas. Hay diseños finos, forrados en tela del vestido o con cierres vintage que encajan perfectamente con el conjunto.

Lo mismo pasa con las capas finas, los guantes de tul o incluso con los zapatos de cambio para el baile. No hay necesidad de sufrir ni de renunciar a la estética. Con un poco de búsqueda, se pueden encontrar opciones bonitas y funcionales que no desentonan ni con el vestido más clásico.

Complementos con historia o con futuro

Una tendencia bonita (y práctica) es la de elegir piezas que luego puedas usar de nuevo. Unos pendientes discretos pero especiales, una pulsera que no parezca “de boda”, un clutch que puedas sacar a pasear en otras ocasiones. Esto no solo tiene sentido económico, sino que evita que guardes todo en una caja hasta el fin de los tiempos.

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Otra opción que cada vez se ve más es usar piezas heredadas o familiares, pero combinarlas con algo nuevo. Un broche antiguo en una diadema moderna, un anillo de la abuela con un esmalte renovado, ese tipo de mezclas dan un resultado muy personal sin caer en lo literal.

Todo vale, pero no todo combina

Si algo queda claro después de ver tantas novias diferentes, es que no hay reglas fijas. Puedes ir minimalista o barroca, clásica o moderna, pero lo importante es que cada parte encaje contigo. Los complementos de novia no deben ser un añadido obligatorio, sino una extensión de tu forma de vestir, de expresarte y de vivir tu día.

Y si decides que un abanico elegante es tu mejor aliado, o que prefieres unos pendientes de piedra mate a los típicos brillantes, no necesitas la aprobación de nadie. Porque al final, lo que se queda en las fotos no son solo los detalles… es cómo te sentías llevándolos.

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